Observando a diferentes personas, su manera de comportarse, de actuar de obrar, siguiendo esta mirada a un área mas globalizada como puede ser nuestra sociedad actual, te das cuenta de que algunos varios, cada vez se decantan más por el individualismo, por el no preocuparse de nada más que no sea el día a día, pero esta actitud de algunos también repercute en nuestros niños, que cuando algunos intentan contarles algunos relatos históricos de nuestro mundo, rápidamente no muestran ningún interés y te saltan tan en ello, eso es un rollo, eso ahora ya no pasas o no se lleva.

Creo que es un factor principal para nuestra persona, el poder transmitir, el poder conocer y saber la historia de nuestro mundo, los hechos históricos que han hecho mella, que se han hecho paso en nuestras vidas, llegando así a formarnos como personas.

Esta mañana mientras hacía algunas otras tareas laborales, venían cosas a mi mente, intentando cuadrar y dar forma a los relatos que durante varios días iré compartiendo con vosotros, siempre y cuando estos sean de vuestro agrado, los hay espeluznantes sacados de libros basados en hechos reales, que incluso a mí cuando los he leído, he tenido que hacer un alto para leerlos, ya que mi condición humana es sensible por naturales, me espeluzna todas aquellas cosas que hieren, que agreden o atentan contra la libertad y la vida de las personas.

Palabras más, palabras menos,
Al fin y al cabo son sólo palabras.

Escritas pero palabras, para los ignorantes
que no quieren aprender, no tienen ningún valor
Ni significado, por consiguiente ninguna importancia.

Pero los sabios que perdonan pero no olvidan, bien sean dichas o
reflejadas en un papel escrito, o cualquier otro método de estos
modernos que tenemos en nuestro tiempo, son cual preciado tesoro
para nuestra sencilla sabiduría.

En el contenido de esas palabras, las cuales reflejan,
recuerdan y nos narran lo transcurrido en nuestra vida, en nuestra historia.

A continuación os dejo con un relato de un libro que os recomiendo su lectura, a mi me gustó tanto que siempre que puedo lo recomiendo, aunque el trozo que os he pegado, ya no este sino otros que hay todavía mas crueles, me tuve que detener, y tomar un respiro, para seguir concluyendo la lectura.



COMUNISTA FUSILADO.

Hans, elige a uno de estos miserables le indicó el comandante Schnidt al Kapo.

El asesino no lo pensó dos veces y fue en busca de un hombrecillo de pelo cano, con las manos desollada y un estado de delgadez tal que parecía imposible que le quedaran fuerzas para moverse. El triángulo que llevaba era rojo.

Es un maldito comunista aseguró Kapo mientras le empujaba hacia donde estaba el comandante y los dos nuevos oficiales de las SS.

El comandante Schmidt no dijo ni una palabra; le quitó la gorra que llevaba y la tiró hacia las alambradas.

Recógela ordenó al prisionero.

Este se puso a temblar y dudó si obedecer la orden. Aunque sabía que no tenía opción.

¡Ve a por la gorra! Gritó Schmidt.

El hombrecillo empezó a caminar hacia la alambrada con paso lento hasta que de nuevo la voz imperiosa del comandante, instándole a correr, le obligó a iniciar una cansina carrera. Cuando llegó cerca de la alambrada donde había caído su gorra, ni siquiera tuvo tiempo de agacharse para recogerla. Una ráfaga de subfusil disparada por uno de los centinelas acabó con lo que le quedaba de vida.

En ocasiones la gorra cae sobre la alambrada, y al recogerla el prisionero recibe una descarga de alta tensión que acaba con él. Una boca menos que alimentar.

Impresionante aseguró Heinrich.

Demasiado fácil sentenció Alfred.

¿Demasiado fácil? Preguntó preocupado el comandante Schmidt.

Sí, es una manera muy simple de acabar con la escoria.

En realidad, señor, tenemos otros métodos.

Enséñenoslo pidió Heinrich.

Relato de la Biblia de barro, libro de Julia Navarro.